8 de julio de 2011

A tropel

Ritos y Caminos


“Ritos y Caminos” se desarrolla como una consecuencia, de lo ejecutado, lo hecho, lo andado, lo recorrido y el cómo se realiza.

Me ocupo en redescubrir el ritual, los rituales, los cuales, ¿los hemos sustituido, quizá, por el concepto de “rutina”? El ser humano no puede vivir sin los rituales, aquellos heredados de antiguas culturas, en todas las etnias. Es un hecho, que destruyendo los rituales y creencias religiosas de una civilización, puedes destruirla a toda ella, es lo que hizo el primer mundo en tiempos de la conquista.

En mi parecer, pienso que dentro de nuestra rutina, de alguna manera, cada quién crea sus propios rituales: al levantarse, al acostarse, antes de comenzar un trabajo, los artistas quizá lo hagamos en una forma más consciente, por ejemplo Reverón. Esto sin adentrarnos en la corriente religiosa de cada quién.

No quiero decir con esto, que mi trabajo se base, en forma consciente por lo menos, en un estudio profundo de ellos, pero si me gusta recrearme pensando que una obra pueda ser la consecuencia de un ritual ejecutado en algún tiempo y espacio de nuestra América, como por ejemplo, “Cuenta Cuentos”, quienes son los guardianes de la historia de las Sagradas Tradiciones, ellos cuidan de la expansión de los hijos de la Tierra, guardando los conocimientos antiguos, los cuales comparten después de cenar, alrededor del fuego. “Regreso a Casa”, nos recuerda el dicho de que “nuestro hogar se encuentra donde nuestro corazón está”, esto lo conocen los nativos y se llevan consigo su casa cuando van de un sitio a otro. “Visión del Búfalo Blanco”, es realmente un encuentro con el Sagrado Búfalo Blanco y los hermanos y hermanas del firmamento, seres de todo tipo, diferentes de nosotros, quienes nos visitan para que desarrollemos nuestra habilidad de aceptar lo diferente, lo inusual, con gracia y comprensión.

Caminos son los que recorremos, dónde nos encontramos a otros y a nosotros mismos, ya sea en un horizonte, en un pasaje, en un retrato, en un acercamiento a las formas majestuosas de la Madre Tierra, en una sacudida de su base, en sus diferentes ciclos.

Son rituales ejecutados y caminos recorridos por todos nosotros, consciente o inconscientemente.

Graciela Zúñiga

Porlamar, Julio 2011

16 de abril de 2011

OFRENDA A SANTA LUCIA - Inauguración


Desde la Sala de Exposiciones de la Universidad Corporativa SIGO

..."Es aquí dónde cuatro de nuestros reconocidos artistas locales resaltan sus obras, que aunque no implique un ordenamiento lógico o racional, justamente juegan con la emoción, con lo espiritual que puede haber en cada uno de nosotros; más allá de una doctrina o afiliación religiosa es una conversación con nuestro estado de ánimo, una mirada a nuestra alma"...

Manuel González
Gerente de Cultura y Deporte

13 de abril de 2011

OFRENDA A SANTA LUCIA


Tras la experiencia vivida, una vez más, en la “Calle del Arte”, de la Velada Santa Lucía en su XI Edición, en la ciudad de Maracaibo, cuatro de sus participantes navegados en nuestra isla, muestran su trabajo en los espacios expositivos de la Universidad Corporativa SIGO.

Anne-Marie Herrera, con las manos, entrelaza buenos deseos, Miriam Peñaranda, observa con sus ojos a través de los ojos de los seres que captura, José Julio Alonso, amarra “hilos de vida” con mecates, y Graciela Zúñiga, colecta recuerdos de la naturaleza de la isla, para llevar regalos a Santa Lucía.

Hace once años, Clemencia Labín recuperó una casa de la Calle D, en Maracaibo, una entre una línea recta de otras casas multicolores, apretadas todas en un solo abrazo, por el Este y en bajada, limita la calle, con el Boulevard de Santa Lucía, y subiendo, hacia el Oeste, limita con el costado de la Iglesia del mismo nombre. Clemencia, artista marabina, vive en Alemania hace más de 30 años, más no hay distancia que la separe de su tierra, e insiste cada año en promover ese pequeño y gran espacio, viene con la maleta cargada de artistas de Europa para hacer una amalgama con los artistas marabinos y otros cientos más de creadores del país y de otros países. En esa su primera casa recuperada en la Calle D, se presentó la primera muestra en el año 2000, y cada año se fueron sumando vecinos a abrir sus casas a los artistas que van llegando con sus maletas y morrales llenos de papeles, pinturas, herramientas, cámaras e ideas y fueron tomando cada rincón, las fachadas, los techos, las puertas y las ventanas, las salas, los dormitorios, los baños, los patios, la gente. Siempre un lunes comienza el montaje y el viernes a las seis de la tarde se abre al mundo, un mundo de gente que llega y lo inunda todo, como hormigas van penetrando cada metro cuadrado, tomando fotos, haciéndose parte de las obras, la calle es un río de niños de todas las edades, de cero a cien años, mimos y performances, videos, música, cepillados, cotufas y algodón de azúcar, comidas y bebidas; a las doce hay que cerrar las casas, porque no se quieren ir.

Realmente no se puede describir de ninguna forma lo que se vive en esa semana, Clemencia no se imaginó que once años después, 40 casas y 420 artistas estarían participando en un evento de esta magnitud. El domingo nos despedimos, se recogen las obras, se restauran las casas, los vecinos y los invasores almorzamos todos juntos y se hace una gran foto, ya el lente no alcanza, y regresamos a casa pensando en la próxima Velada.

Lo que se presenta en la sala expositiva de la Universidad Corporativa SIGO, cubrió una ventana, una puerta, una pared, de la sala de las casa de Ruth y de Norma, maravillosas anfitrionas, unos hemos “vivido” la Velada, cuatro veces, otros dos, otros una vez. Aquí un pequeño presente para el disfrute de los habitantes de la isla.

La muestra se inaugurará el viernes 15 de Abril a las 6 pm y estará abierta hasta el 30 de Mayo de 2011.

Graciela Zúñiga

Isla Margarita, Abril 2011

7 de marzo de 2011

TIEMPO MARGARITEÑO

TIEMPO MARGARITEÑO

TIEMPO MARGARITEÑO

TIEMPO MARGARITEÑO


La obra crece a partir de un proceso de recolección de encuentros con la naturaleza de la isla que me cobija, en una experiencia de habitarla lentamente, casi sin que me diera cuenta, son pedacitos de ella que se me regalan cuando con ellos tropiezo al caminar por la playa, o con lo que deja un aguacero, o al despedirse el sol de cada día, o en un acercamiento animal y humano, o la brisa, o la noche, y su gente.

Cada Velada me pregunto: ¿qué puede regalarle la isla a la Velada? ¿Qué puedo llevar en mis bolsillos? - el “tiempo”, el “Tiempo Margariteño”…